viernes, 25 de marzo de 2022

MANEJO DEL ESTRES 

Voy a ir publicando algunos temas del manejo casero del estres que quizas les interesen. 

A través de este blog les iré compartiendo desde la primera a la octava charla de las que doy en el taller de "Manejo del estres en Pandemia "dictado a traves de la Sectretaria de Salud del  partido de Vicente Lopez. El contenido de este material es el está contenido en mi libro : "Lo que mis pacientes me enseñaron"(Herramientas caseras para sanar).

Resumen del Primer capitulo. 

Hans Selye (1907-1982) un Coronel cirujano de la monarquía Austro-húngara, educado en un monasterio benedictino, que estudio en la Universidad de Praga en Checoslovaquia describió observando características en común de los pacientes internados el llamado “Síndrome de estar enfermo” O sea, todos ellos estaban desmejorados, adelgazados con debilidad y desganados, independientemente de tener patologías diferentes.

Selye fue el primero en definir al estrés como un “Síndrome general de adaptación” como una respuesta no específica del organismo a cualquier demanda, externa o interna al organismo. Cuando un agente infeccioso entra dentro del organismo es un factor estresor infeccioso que llego desde afuera, igual que una discusión o un hecho traumático que también son externos. En cambio, las alteraciones metabólicas provocadas por desajustes endocrinológicos (niveles de glucemia alterados o estados de deshidratación) o fallos orgánicos son estresores internos

Stress quiere decir: Presión. Debe diferenciarse entre el llamado Estrés bueno y el malo o Distres.

Cuando las tensiones o presiones resultan demasiado altas y/o continuas y nuestra capacidad de resistencia es muy baja se produce ese desajuste que llamamos distrés. Ese es el momento donde el organismo claudica en su capacidad de adaptación generando alteraciones progresivas a nivel físico, psíquico y social.

A veces, hay situaciones cotidianas que hacen que respondamos a las demandas de un horario para despertarnos, ir a trabajar, rendir un examen o llevar nuestros hijos al colegio. Un estrés, que nos permite estar alertas en la calle para no ser atropellados por un automóvil o estar atentos de algún sospechoso que pueda hacernos pasar una situación inconveniente evitando un robo. Ese sería el estrés bueno que hace que todas las funciones fisiológicas y nuestro comportamiento se modifiquen de acuerdo a algunas situaciones de vida puntuales. Estas provocan en nuestro organismo un mecanismo de adaptación al agente estresor. El problema surge cuando esa situación que nos altera se mantiene en forma prolongada a lo largo del tiempo. Ejemplo: soportar un jefe demandante en exceso o que nos desvaloriza todo el tiempo, una mala relación de pareja, problemas familiares o económicos, etc.

No hace falta que el estímulo estresor sea de magnitud puede ser poco intenso pero molesto y duradero y eso provoca cambios a nivel fisiológico, tanto en la activación de neurotransmisores cerebrales y periféricos como cambios hormonales, inmunológicos, psíquicos y conductuales.

En las respuestas a los diferentes agentes estresores están implícitos condicionantes que traemos de nacimiento porque ellas dependen de nuestra contextura física (fenotipo) y de la información genética (genotipo) Además pueden coexistir a la vez varios estresores. Como respuesta entonces, tendremos un Síndrome de naturaleza física y psicoemocional que variará de acuerdo a cada individuo.

La manera en que el estrés nos afecta también dependerá de nuestro estado de salud, del medio ambiente donde nos manejamos, por ejemplo, no es lo mismo una persona con adicciones que sin ellas y tampoco se dará igual entre en individuo que vive en el campo y otro que desarrolla su vida en la ciudad. Es importante el estado nutricional, los buenos o malos hábitos de alimentación que tengamos. También el ser sedentario o realizar actividad física.

Existen cambios fisiológicos en el organismo cuando estamos sometidos a distres y es interesante conocerlos.

Básicamente los animales como el hombre primitivo estaban preparados para luchar huir o mimetizarse. Esas son las tres reacciones básicas ante algo que nos da temor.

Las respuestas inconscientes a estímulos aversivos son tres. Lucha, huida, parálisis o congelamiento y desmayo, clínicamente se las llaman: epilépticas, catatónicas e histéricas. Lógicamente hemos desarrollado la capacidad de razonar y reflexionar y tenemos una historia vital de la que adquirimos experiencias, así nosotros podemos cambiar esas tres reacciones básicas que son tan comunes de ver cuando el descontrol se apodera de las personas ante una determinada situación que a veces de por sí misma no justifica una reacción tan desmedida.

Entonces varios factores son los que interactúan. Recordemos que somos seres complejos con una maquinaria perfectamente diseñada para adaptarnos a muchísimas situaciones inconvenientes.

El tema es saber que todos contamos con la capacidad de ser resilientes que significa el hecho de poder levantarnos ante todo tipo de adversidad y seguir luchando. Es la cualidad que nos hace posible a todos adaptarnos ante la adversidad poniendo en marcha mecanismos fisiológicos y psicológicos orientados a darnos elementos de afrontamiento.

Hay una resiliencia innata y otra adquirida pero ella está en todos los seres humanos. Una infancia feliz y personas mayores contenedores que supieron dar cariño y poner límites en nuestra infancia nos ayuda a serlo naturalmente. Pero todos, absolutamente todos, cuentan con ella. Los que no la sienten tendrán que trabajar mucho para afrontar las dificultades pero es importante volver a recalcar que todos la tenemos.

También, la respuesta al distres, dependerá del tipo de estresor y de nuestro grado de Vulnerabilidad, que está determinado por lo emocional. Ser optimistas o pesimistas. Sobre ¿Cómo reaccionamos básicamente a los diferentes estresores? Eso está en relación con la tendencia a la tristeza, alegría o al enojo que tengamos. También dependerá de otras situaciones que nos provocan sentimientos más complejos en relación a lo social como la culpa, la vergüenza, etc.

Existen diferentes factores estresores:

  • Psicológicos: trastornos de personalidad. Adicciones. Perdidas afectivas. Grado de Resiliencia o Vulnerabilidad.

  • Sociales: situación social. La lucha constante del que siente la necesidad de tener más y más materialmente y el fracaso de sentir que no alcanza las metas propuestas porque se exige más de lo que su realidad le brinda.

  • Laborales: problemas de relación con los compañeros Jefes demandantes o que acosan moralmente.

  • Familiares: problemas de parejas, con los hijos, divorcios, violencia, enfermedades.

  • Infecciosos: Virus y bacterias que enferman. En esta Pandemia por Coronavirus todos los estresores actuaron en conjunto.

  • Metabólicos: enfermedades endocrinológicas o intoxicaciones medicamentosas, deshidratación o sobre hidratación

  • Enfermedades: Hipertensión, diabetes, colagenopatias (Lupus eritematoso sistémico, Artritis Reumatoidea, etc.)

Una vez que el estresor fue percibido por nuestros órganos de los sentidos o provocó síntomas desde nuestro interior, procesamos esa información desde lo cognitivo en el Sistema Nervioso Central. Esto va a generar cambios fisiológicos en cuanto a la liberación de hormonas por parte de nuestras glándulas, Neurotransmisores liberados por sistema nervioso central, citoquinas o linfoquinas liberadas por nuestro sistema inmunológico y todo lo conductual y psico-emocional demostrado por lo que hacemos o decimos.

Primero la percepción del estresor, luego el disparo de un pensamiento, una emoción y finalmente la reacción conductual. La diferencia entre el enfermarnos o no, dependerá de nuestra resistencia en los mecanismos de adaptación, nuestra vulnerabilidad y de otros factores personales como el genotipo, fenotipo, personalidad, resistencia o estado de salud cardiovascular, la calidad de vida y el estilo de vida.

Las sustancias que se liberan hacia la sangre en estas situaciones de distres son las responsables de todos los cambios somáticos: aumento de la frecuencia cardíaca, aumento de la tensión arterial, piloerección, sudoración profusa, palidez dilatación pupilar, aumento de la frecuencia respiratoria, aumento de la tensión muscular (estamos listos para huir o luchar) Estos síntomas a veces llegan a marear o desmayar al paciente y se deben a la intensa descarga de catecolaminas (adrenalina y Noradrenalina del Sistema Nervioso Autónomo Simpático). A su vez se libera factor Corticotrofo por parte del SNC que a su vez estimula la liberación de ACTH (hormona adrenocorticotrofica) que por sangre va a la glándula suprarrenal estimulando la medula y la corteza de esta glándula De la medula sale Adrenalina y de la corteza glucocorticoides. También aumenta la producción de hormonas tiroideas por lo que todo el metabolismo se activa.

El sistema inmunológico a través de los linfocitos producen sustancia que generan inflamación como las citoquinas, o sea que la respuesta inflamatoria es la respuesta al estrés pero si este se mantiene, esas sustancias en vez de traernos mejoría nos empeoran. Las septicemias o los estados complicadísimos de las infecciones provocan lo que antes se llamaba shock séptico, donde se produce lo que hoy día se llama: “tormenta de citoquinas”

Muchas veces el estresor no es una discusión con un compañero de trabajo o con alguien que nos chocó el auto en la calle, hay diferentes desafíos. Pueden ser cambios laborales, problemas de salud, familiares, económicos sociales y por último esos que hemos enfrentado la humanidad como la “Pandemia por Coronavirus” .Esta última agrupo todos los factores estresantes. Hubo gente que perdió su trabajo y su entrada mensual, tuvo que renunciar a metas que se había propuesto, cambió su economía, su estrato social, hasta divorcios se dieron. Pasó que se reforzaron las convivencias o se empeoraron hasta lo insoportable. Empeoró la evolución de enfermedades crónicas al tener los pacientes miedo de concurrir a las guardias para no contagiarse. Hasta se registraron infartos cursados en el domicilio de los pacientes.

Se llegaron a cumplir más horas por trabajos on line que los que se cumplían en el presencial. Los niños demandaron más acompañamiento de los padres en cuestiones de estudio con el tema de las clases por zoom.

La pandemia generó reacciones básicas: lucha, huida, inmovilización y miedos. Consolidándose en un gran aprendizaje para el después.

Existió miedo a lo desconocido, rechazo y aislamiento como el no querer ver a nadie, tener miedo de contactar con vecinos amigos o familiares, no colaborar por miedo al contagio, depresión, angustia, ansiedad e insomnio. Muchos se sobrecargaron de información y generaron más miedo a través de lo que se decía.

Pero también existió un miedo bueno que permitió cuidarnos y proteger a los nuestros. Comunicarnos de la manera que pudiéramos con nuestra familia y amigos. Nos sirvió para organizarnos y desarrollar tareas que permitieran crear una rutina que nos haga olvidar de las preocupaciones. Hacíamos todos los trámites en ese mismo día para evitar salir de casa muchas veces en el transcurso de la cuarentena del 2020 que dispuso el gobierno para evitar la propagación de la infección entre los sanos.

Muchas veces las cosas que nos estresan tienen que ver con la mala utilización del tiempo y esto se ve cuando se quiere llegar rápido a los objetivos o se realizan múltiples actividades a la vez.

A partir de la pandemia, aprendimos muchas cosas: mientras nos arriesgábamos a salir llenos de miedo al contagio y hacíamos más introspección sintiendo que lo utópico esta vez había quedado en el pasado. Antes del SARSCoV2 nos besábamos y abrazábamos con nuestros afectos sin pensar en un virus invasor, eso era la retro utopía. Todos sabíamos consciente o inconscientemente que no nos quedaba otra que vivir el momento. El secreto fue pensarnos sin proyectos a futuro, cumpliendo solo lo propuesto para el día a día y aplicando nuestras herramientas para afrontar tanto estrés

Ese es el mejor aprendizaje para la post-pandemia en el control de la ansiedad cotidiana. Como también no ha dejado de ser interesante pensar que el distanciamiento social no significara nunca, un distanciamiento afectivo.

Dra Ana Monica Passamonti